I
¿Quién quiere un nido? Un pájaro. Para poner sus huevitos.
Luego alimentar a sus pollos. Después enseñarles a volar. Con intentos vanos de
por medio. Hasta que un día los pollos son pájaros hechos y derechos ¡y a
montarse un nido!
¿Y los papás y mamás pájaros? Bueno, algunos deciden construir casita nueva, todo a estrenar. Una
pajita aquí, otra más allá, con verdes vistas.
Con buen ramaje protector en torno. Una urbanización pajaril
segura. Otros no. Otros siguen
instalados en el mismo nido año tras año. Hasta que se caiga a pedazos. O lo
tiren abajo ciertos depredadores. Muchos de ellos en dos patas. Sin alas.
Ahí está. Fin del cuentito.
II
¿Quién quiere una hojita? Una hormiga. Todas las hormigas.
Bueno, no todas. A algunas les apetecen otras cositas: un gusanito muerto, o
vivo. Un tierno escarabajo. Las tripas de…en fin, otras cositas.
En este caso las hormigas son vegetarianas. Veganas. Solo
hojitas tiernas, pero no arrancadas a una pobre planta, de las que se caen
solitas. O las que sueltan los arboles como si se cortaran el pelo. ¿El pelo
sufre cuando lo cortan? No, ¿no? Pues lo mismo. La hojita acepta su
destino y va la hormiguita, y chau. Se
la pone al hombro y se te he visto no me acuerdo.
Fin del cuentito.
III
¿Quién quiere una casita, un cochecito y dinerito todos los
meses? Un ser humano. O una ser humana.
El pone los huevitos. Luego ella los pollos. Que un día serán humanitos y
humanitas. Tras muchos, muchos vanos intentos ¡y ya está! Hechos y derechos a
buscar casitas, cochecitos y dinerito todos los meses.
Antiguamente moraban en chozas, y comían pájaros y hormigas.
Todavía algunos también.
Fin del cuentito.
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