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LA VIEJA CANCIÓN
Es la vieja canción, en una nueva voz,
en una nueva guitarra.
Que vuela por allí, fingiendo ser
feliz,
enamorada.
Dejando en la noche, lágrimas de amor,
perfume y espinas de rosa en la
brisa:
¿Qué cambia de corazón a corazón?
Si es la misma canción, con una nueva
voz,
viejas palabras que hablan,
y hablan de cómo amar, y hablan de
soledad
cuando te escapas
dejando en la noche tu encanto mejor.
El viento resiste su afán de estar triste.
Ya pronto ha de amanecer y habrá otra
vez...
Una vieja canción, en una nueva voz,
en una nueva guitarra.
Una vieja ilusión, con nuevo
resplandor
en la mirada.
Llevando en la noche
mil años después:
perfume y espinas de rosa en la brisa.
Y es tú canción, es mi canción.
MI VENGANZA
Por tus fríos, tus silencios
y tus calles anegadas.
Por tus dudas, tus arrestos,
tu soberbia luna blanca.
Mi venganza era un buen sueño
de canción imaginaria;
una que aún no hacía,
más sabía, me esperaba.
Por tus nobles compañías
de fenicios y piratas.
Por tus brisas del invierno,
tus veranos en mi espalda.
Mi venganza era un disparo
con gatillo de guitarra.
Una que aún no hacía,
más sabía, me esperaba.
Por tus nubes, tus misterios,
tus salones con guirnaldas.
Por tu sitio en geografía
y tu sitio en la palabra.
Mi venganza era una vida
que corría en mi garganta.
Entre una voz española
Y la otra americana
Por tus fríos, tus silencios
y tus calles anegadas.
Por tus dudas, tus arrestos,
tu soberbia luna blanca.
Mi venganza era un buen sueño
de canción imaginaria:
hoy podría más no tengo,
ya deseos de venganza…
de venganza.
CANCIÓN DE PESCADORES
Con su
cansino vuelo van
las
navecitas amarillas.
Fragilidad
del hombre que encuentra en su misión,
la
eternidad, curioso pago
a tanto
amor.
Saca y
degüella al mudo pez,
la sal
brilla en sus manos,
año
tras año, y por la sal,
corre
en tu sangre, Pescador, un nuevo mar
de vino
y llanto. Como tu amor.
Yo te
he visto partir y se
que en
tu corazón no hay red
si el
viento te da una mano
iras
más lejos más cada vez,
la
quilla de tu alma es
madera
de enamorado.
En sus
ojos la antigüedad
de
mareas y naufragios.
Su
barca en el vaivén
mece
recuerdos tan lejanos, como esa luz
del viejo faro. Aquel amor.
Si
alguna noche en soledad
-no
quiera el mar, ni el cielo-
se lleva
la tempestad, tu libertad ¡Oh, Marinero!
mejor
el mar que injusto suelo,
por
tanto amor.
RÍA
Ría,
Viaja en tus dedos la vida,
también,
la
muerte, inocente.
Tu que
traías el pan
¿Cómo
puedes llevarte ese niño,
que
confiaba en tus brazos su afán?
Ría, se
traga tu luz la bahía,
se
lleva,
los
sueños de un viejo,
que un
día llegaron del mar
con su
herrumbre de hambres europeos
y en tu
orilla han hallado su hogar.
Ría,
sobre tu frente
vuelan
las redes de aquel pescador
que,
enamorado, al sol,
entre
escamas y espumas
sostiene
su amor.
Ría,
viaja en tus dedos la vida,
también,
la
muerte. De repente
mis
ojos ahogados se van también,
por tu
sangre de barro y corvina
añorando
otras playas perdidas,
otra
orilla,
otro
mar…
Ría,
sobre tu frente
vuelan
las redes abiertas al sol
y en tu
mirada marrón
la
tragedia sumerge
sus
dudas de Dios.
VUELVO A LOS 60
Si me
siento solo, si me siento lejos,
si me
veo extraño:
Vuelvo
a los 60 y bebo en más de una ilusión,
huelo
aquellas flores que nacieron con mi voz.
Encuentro
canciones que hoy serían para amar.
Besos
de utopía que ayudan a respirar.
Si me
encuentro triste, si me encuentro ajeno,
Si
camino en vano:
Vuelvo
a los 60 como a un cuarto del amor,
a una
sala llena de esperanza y corazón.
Como a
un barrio viejo de poética común,
como a
un tiempo quieto que no se desata aún.
Si me
creo loco, si me creo viejo,
si me
olvido de algo:
Vuelvo
a los 60 y me recuesto en su tapiz,
de
mayos y ernestos. Cien otoños por aquí.
La
fiebre en los sueños de la eterna juventud.
Los
muertos que habéis matado y gozan buena salud.
Vuelvo
a los 60, vuelvo al bosque y a aquel pan,
devorado
por las tardes caprichosas de otra edad.
Vuelvo
como un niño de unas décadas atrás
buscando,
Dios sabe, qué respuestas, qué verdad...
PENSÁNDOTE
Por
estar pensándote, no vi la hora
que era
en mi corazón; corría la tarde.
Te dejé
entre juegos de niños, en la vereda,
te dejé
corriendo entre risas, por todo el barrio.
Por
estar pensándote me fui tan lejos,
no
sabía mi corazón: corría la tarde.
Te dejé
librada a los sueños y a los disparos,
Te dejé
tan libre la vida, nos hace libres.
Por
estar pensándote, anduve a prisa,
a
prisa...corría la tarde.
Por
estar pensándote me sentí solo,
no
sabía mi corazón: corría la tarde.
Me dejé
ir como hace el agua en cada río,
Solté
mi sangre decidida a dar de frente.
Por
andar pensándote, arriesgue todo,
no
entendía mi corazón como la gente,
vive en
su tiempo y su dolor, y los bandidos,
siempre
tienen que ser pobres
o estar
enfermos.
DE PIEL o PAN
De
tanto en tanto la ilusión
me da
una primavera,
va y
desempolva el cotillón del porvenir.
De
tanto en tanto creo yo
que ya
llegará un día,
pues
todo encuentra una razón para existir.
De piel
o pan, de piedra o río;
desierto
o valle, una razón,
un
desafío...
En un
mirar, en algún libro,
en
algún modo de querer
hasta
el delirio...
De
tanto en tanto una canción:
tu voz,
paloma mía,
me pone
en tierra el corazón de tan feliz.
De
tanto en tanto y de a dos,
se
pierde el miedo,
y todo
encuentra una razón para vivir.
De piel
o pan, de piedra o río,
desierto
o valle, una razón
un
desafío...
En un
mirar, en algún libro,
en una
copa, un corazón
en el
delirio
se
vuelve luz, se vuelve fe,
se abre
camino...
DI-RI-DIN
¿Qué
campos tendría que correr
para
llegar a ver de nuevo el paisaje
de tu
corazón?
¿Qué
puertas tendría que golpear
confiado
en el azar? ¿Qué vieja campana
llamando
al amor?
Un amor
que nos cobije más
cuando
más estamos solos,
mientras
se va el dolor.
Un amor
que nos ayude a andar
aunque
nos dé razón de locos,
mientras
se va el dolor.
¿Qué
calles tendría que cruzar
dejándome
llevar solo por el instinto,
por el
corazón?
Para
cerrar la herida o para abrirla
mucho,
mucho más, hacerla transparente
ventana
al amor.
CULPABLES y TESTIGOS
Somos
culpables del sueño,
de la
nostalgia y la prisa.
Somos
testigos del viento que se llevó las palabras.
Somos
culpables del fuego
de las
cenizas y el agua.
Somos
testigos sin nombre, sin acusado,
sin
juez, sin balanza.
Somos
culpables del cielo,
que se
mofó de estas almas,
testigas
de tal silencio
que Ay!
si ese silencio hablara.
Somos
culpables de vernos
como
extraños y mentiras
Somos
testigos del juego,
en que
apostamos la vida.
Somos
culpables del perro
de su
alimento y su rabia.
Somos
testigos que saben
que el
testimonio no alcanza.
SOY
Soy
quien te nombra entre noche
y
amanecer,
soy tu
canción de ayer.
Soy una
parte de tu país,
un
veterano de sueños y espantos
y solo
una voz en la bruma del mar.
Soy esa
sombra que busca donde esperar
que
venga el sol por ti.
Soy
nadie y soy una multitud,
un
caminante en tus tierras, tu aire.
Una
canción que es la suma de amar.
Siempre
que quieras tendrás de mí.
Yo
habito el tiempo que queda
entre
principio y fin.
Siempre
he sabido que estarías aquí,
y tras
tus pasos,
y de
vientre en vientre vengo,
y vengo
naciendo
por ti.
Soy
quien te nombra entre noche
y
amanecer,
soy tu
canción de ayer.
Soy una
parte de tu país,
un
veterano de sueños y espantos
y solo
una voz en la bruma del mar.
MEMORIAS
Así, de
contrabando vino el sol,
en las
abejas de tu pelo;
como un
racimo amarillo de luz,
multiplicado
por el fuego.
Allí
por ese entonces iba yo,
bogando
igual que un barco en la neblina;
con la
rosa de los vientos destrozada
y una
estrella fugitiva.
Y vos
tenías el candil,
el faro
de mi patria en tus orillas,
el
puerto de mi amor sobre tu vida:
el
corazón...
Del
cuerpo mágico que vi,
hundirse
entre las sombras de la tierra,
arrastrando
tras de sí la primavera,
en su
dolor...
Allí en
la incertidumbre vi tu luz,
al
fondo de una calle desierta;
como
una puerta abierta en la pared
más
alta y cruel de una era.
Después,
el mapa oscuro del dolor,
pobló
su geografía de siluetas;
después
pasó un viento, un aluvión,
una
violenta ráfaga, una guerra...
Y vos
tenías el candil,
el faro
de mi patria en tus orillas,
el
puerto de mi amor sobre tu vida:
el
corazón...
Después,
es otro mundo. Otra nación
pierde
tu rastro en sus caminos.
Y en un
segundo todo es tan antiguo...
Ya ni
recuerdo...su voz...
NEUQUÉN
Tan fresca el agua de tus manantiales,
tu brisa fresca azul de amanecer.
Yo recuerdo, allí, tus arrayanes,
tus cerros distantes y callados.
Aún llevo en mis dedos tus estrellas,
que alcancé una noche de amores y de
exilios.
Cuan inmensas son tus soledades.
Que alguien me diga a mí que no te he
amado,
que alguien te diga si yo no te amé.
Tuve tu desierto entre mis manos
y dormido al pie de tu araucaria
mi amor soñaba una canción,
hecha de bosques y trenes y caminos
que no ha devorado tanto invierno.
Neuquén tu puerta aún huele a
manzanos,
en tu perfil de álamos y bardas.
El rostro mapuche y la jarilla.
El viento con su collar andino.
La sequedad de enero en mis labios,
y en mi sangre, en mis ojos, mi
memoria:
una historia común junto a mi madre.
PRINCIPE
o LEÓN
No me amaste como yo
te amé pero el amor
es así tiene mil claves.
Su historia, sus miserias. Sus
finales.
Quién espera su favor
rara vez tiene el honor
de hacer luz la fantasía.
Su química azarosa
nos da príncipe o león;
una puerta a palacio, un callejón;
la gris alcoba, el universo.
Tras los ojos la verdad:
busca la libertad.
Más fácil es construir
una nave espacial,
que navegar por los sentidos,
a remo y a la par de otros latidos.
Qué se anula o manifiesta,
qué balanza es la correcta
cuando el lugar de la pasión
se llena de migajas...
PALERMO
Tenía un balcón pequeño que daba a un
árbol.
No era gran cosa pero, a veces lo
extraño.
Como a tus viejas calles Palermo,
caminadas de a dos, mirando enamorados
la tarde,
contándonos los sueños.
Al sol de tus plazas, refugio estival
de a quienes el verano deja sin volar.
Y hay que ver Buenos Aires tu enero
febril,
que buen sitio es Palermo
hasta pa´ sufrir.
Recuerdo una mañana una muy temprano,
me hablabas de un bolso, yo estaba
atontado.
Entre la urgencia, tu aire, Palermo,
se hacía denso el andar,
decí que me ha tocado la hembra
más guapa del barrio.
Debajo de tus alas con hojas de abril
me hiciste ver la vida al verla parir.
Y al sol de tus plazas, a cambio del
mar,
le diste a mi hijo tu arena a jugar.
Hay que ver Buenos Aires que tienes
ahí
millones de historias, diminutas, de mí.
Tenía un balcón pequeño que daba a un
árbol.
No era gran cosa pero, a veces lo
extraño.
PAÑUELOS
Cuando miramos alrededor
y hasta en los muros algo no es;
pasa algo extraño con el color,
con nuestra forma de andar y ver.
Enamorados caminos
que cambian tanto en la espalda,
en la voz, en la piel.
Una esperanza en un millón,
una razón entre miles que puede ser.
Cierto que el mundo es un pañuelo
con la pupila despierta de una mujer.
Solo quien ama respira,
transforma su entorno y transita de
pie.
Sueño y cansado respiro.
Lejos, cercano, no callo ni olvido.
Cuando ya nada nos quede,
nos quede tu amor.
Y una esperanza en un millón.
Y una razón entre miles que puede ser.
Puesto que el mundo es un pañuelo
con la pupila despierta de una mujer.
Solo quien ama respira,
se arranca los miedos, camina
y camina otra vez.
Por una esperanza en un millón...
Cuando ya nada nos quede,
nos quede tu amor.
Canción
de autor, grabadas en directo. Letra y música, autor e interprete: Jorge
Nowens. Todos los temas registrados en SGAE, Spain.